Un humilde poema de mi autoría dedicado a mi papá.
Heme aquí papi.
Ya es de noche, sigo sentada en el suelo
atrapando memorias, heme aquí a tu lado,
que entre lágrimas y sonrisas capturo
cada preciso momento que me has dado.
Papi, te echo de menos, me haces falta,
repaso mi savia incomprendida,
tu ternura me arrebató días tristes,
dichosa y serena te disfruté en vida.
Al menos descansas feliz al lado de mi madre,
esa gran mujer que esperó hasta volverte a ver
y hace tiempo te siguió a los jardines de Dios
y ahí su gran amor volvió a nacer.
Ah papi! Heme aquí a tu lado platicando,
recuerdos de infancia divagan cual burbujas,
canciones, juegos, distracciones, paseos
y en mi carita sonrisas dibujas.
Llegan cápsulas de cuando fui adolescente
me atrapan, me llenan de nostalgia pura,
carnes asadas con nuestros novios en casa,
reuniones familiares y valores como asignatura.
Tu gran amor de padre me tornó valiente...
cuántas estaciones me tomó serlo.
Te cuidé en padecimientos y convalecencias
y aún sigo, por tu amor de padre agradecerlo.
Cómo pasa el tiempo papi y heme aquí aún sentada tejiendo remembranzas del cofre de mi corazón que deambulan en el vuelo de suspiros,
bañadas con lágrimas de gratitud y dolor.
Y heme aquí papi, heme aquí a tu diestra,
de tu sepulcro abrazándote abatida,
heme aquí acariciando cada lapso que Dios nos prestó
heme aquí a tu lado aún sin ser tu consentida.
Te amo papi.
Pili González