Un humilde ensayo que realicé con el permiso de mi amigo, poeta y escritor coahuilense Juan Martínez Tristán.
Con los verbos en las manos.
No tenía ni idea a lo que me enfrentaba al desear escribir sobre un escritor del cual elegiría de una lista y menos por el escaso tiempo en el que me vi envuelta. Sí, es un gran honor para mí conocer más de cerca a un escritor y dárselos a conocer a través de mis palabras.
Escogí primeramente dos nombres y me incliné a uno de ellos, me dije: “tengo que vencer este miedo a un posible rechazo, debo de tomar al toro por los cuernos” y me lancé a buscar páginas de la web que me permitieran contactarlo, fue por medio de una conocida red social donde tuve el privilegio de encontrarlo; en cuanto le expliqué mis motivos e interés, él, muy amablemente accedió a darme una oportunidad al entusiasmo grande que vertí en mis humildes palabras, al tener el privilegio de escribir, a mi humilde percepción, sobre un gran Educador, Poeta, Músico y Promotor Cultural, me refiero al maestro Don Juan Martínez Tristán, incansable y enamorado de las letras, sus incesantes inquietudes literarias y sus múltiples labores educativas nos llevan a un verdadero oasis de su más grande pasión: La poesía.
El mundo lo vio nacer en el año de 1927 en Saltillo, Coahuila, desde su niñez se vio cubierto por una notable habilidad para la expresión escrita, su cualidad tan peculiar hicieron que sus maestros se alentaran al incluirlo en festivales y concursos donde sobresalía exitosamente.
A sus diez años de edad, ya se había sumergido en varias aventuras como en “Los Viajes de Gulliver” y los cuentos de León Tolstoi entre muchos otros textos de la inmensa biblioteca familiar. El padre tiempo lo encaminó a su adolescencia cuando realizó sus estudios en la ciudad de México y planeó la publicación de un periódico estudiantil que no pudo llevar a cabo por regresarse a Saltillo donde seguiría sus estudios en la Escuela Normal para Profesores, precisamente ahí, se entregó de lleno a su tendencia literaria cuyos principales versos de amor los escribía a sus compañeras y los picarescos a sus profesores.
Don Juan cabalgó apasionadamente en las lecturas de los románticos y los modernistas, dando origen a su primer poema formal titulado “Viejo Guardián”, poema con reconocimientos el cual se incluyó en el libro “La obra de una vida” (1947), es ese tiempo Don Juan evocó su idea de joven, dar a luz a un periódico estudiantil que bautizó “El Espeta”, donde logró una edición con los recursos más rudimentarios, sin embargo, su estilo festivo y fresco causó gran conmoción. Sus ejemplares originales se encuentran en el Museo del Normalismo junto a alguno de sus poemarios.
Fue el poeta José León Zaldívar quien lo guió a una moderna forma de estructura: El Vanguardismo, del cual era partidario, eran entonces duramente criticados e incomprendidos. Don Juan se adentró completamente a las lecturas de poetas nuevos Contemporáneos y todo el séquito de autores de la literatura universal. El paso a estos campos era una odisea, pero ingresó a estos espacios con un estilo muy propio, definido bajo imágenes intensas, distintas y con un lenguaje limpio.
Por estas fechas culminaron sus estudios y se dio el lujo de adentrarse a la aventura del mundo real, transportando en su endeble equipaje sus inquietudes literarias trasladándose a Cd. Reynosa, Tamaulipas, donde ejerció la docencia, alcanzando después cargos directivos.
Su gran amor a la poesía lo llevó a alternar sus funciones con el exquisito vergel de la poesía y llegó a ampliar su visión de actualidades literarias, creando imágenes en versos. Incansable Don Juan, fundó además una academia de música formando grupos corales y musicales, participando prestigiosamente en la fundación de la Casa de la Cultura local y fue presidente de la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana.
De regreso a su tierra natal, dirigió con éxito el desaparecido Centro de Artes Visuales e Investigaciones Estéticas cobijando a toda manifestación cultural, impulsó la creación poética a través de talleres de poesía orientando a jóvenes escritores. Creador de una literatura pulcra brota la belleza de la palabra, impactando en sensibilidad de quien se acerca, realza al verbo, su amor a la poesía ha sido el mayor estímulo y motivación de su vida con la silueta y lenguaje de su compañero el piano.
Tomando uno de los tres libros que Don Juan tuvo la amabilidad de obsequiarme, me ahondo en las mágicas aureolas de algunas de sus inspiraciones de su libro *Memorial de Otoño*, Don Juan nos introduce a la suave y cálida caricia de su tierra bendita, sellando así el pacto de los verbos con sus diestras manos en un suave vaivén a lo mítico de aquella región coahuilense, en la más pura expresión escrita desde su alma. Cito estos Segmentos de: Elogio inconcluso y nostálgico de Saltillo.
I
Dulce aliento de la sierra
acaricia y besa el suelo:
noble brisa de mi tierra,
limpio viento, claro cielo.
II
Tierra:
Una voz de soles me acompaña
a tu jardín de tema en primavera.
Busco el poema de ayer,
la piedra entre el viento viejo
o la flor azul de la montaña.
Tras de mi hueso
que alberga un álamo sentido
trazo un antiguo volar de golondrinas
cuando calleja arriba
el alma sabe a gravedad de campana
y plegaria de palomas...
Tan versátil nuestro poeta y amigo, nos lleva de la mano en un torrente nítido de su alma, desde los rincones de los recuerdos hasta el mismo átomo de una realidad que a veces duele en nostalgia. Convoco el siguiente poema:
Las plumas
Ya no son como las de antes.
Se usaba tintero.
Se manchaba uno la ropa
las manos y el pensamiento.
Pero se podía hacer caligrafía
y trazar una A sombreada
o una P rameada.
Ahora corresponden al hombre
actual, al de la edad de plástico.
Con ellas se escriben tarugadas
más elaboradas
y acaban sin tinta
mascadas.
Y se botan.
Como lo haces tú con mi alma.
Aunque mi alma siga igual.
Como las de antes.
Ahora, desde su libro *Cuatro vientos*, Don Juan nos eleva a un plano espiritual de amor, candencia y estilo muy a su estilo, poesía que se ciñe en el corazón, a Sirio vestida da luna.
Sentimental inventario
Sentimental inventario
de tanta línea secreta
he estado siempre en el diario
de tu contante poeta.
¿Cómo te han dicho en la vida,
princesa, belleza, diosa?
Esta es mi frase sentida:
que tengas dicha, preciosa.
Que sea tu futro intenso
sin pena amarga o dolor,
retén mi cariño inmenso
y no me olvides, amor.
Y de vuelta nos sacude en una realidad que a nosotros, como artesanos de palabras nos envuelve en ese velo de veracidades, como menciono a continuación.
En vista de que la poesía
no se lee
y mucho menos vende,
quisiera poner un anuncio
a manera de promo:
“Se rentan poemas,
precios módicos.”
A ver sí.
Y me hace vibrar al aventurarme en los versos de Don Juan y retomo el vuelo ahora con su libro *El último brindis*, con un poema al que aclamo como una magnífica reflexión, o mejor dicho, la mejor oración.
Este último libro que deliberadamente escogí para aventurarme al final del día, en el crepúsculo de un yo (él) interior y del otro yo (él) exterior, para cerrarlo en la cúspide de luna llena.
Logos
=En el principio era el Verbo 1 S. Juan. 1=
Es increíble lo alcanzado
por algunos iluminados
con la virtud de la
palabra
y tan pocos decididos
en adentrarse en su posible belleza.
La palabra es universo de la creación
del pensar
y del sentir.
La palabra une,
la palabra se piensa
se dice
quedo
duro
se oye
se escribe
se lee
en silencio
en voz alta.
La palabra se toca
ánima germinal.
Doy vuelta a las páginas, por supuesto que no voy al orden natural de su curso, entonces en concordia con mis juicios se cruza en el recorrido este Pensar:
Un Pensar
Un momento de clausura
en la garganta
al estar bajo la frescura de un árbol,
lectura de nuestro cercado interior.
Amplia visión
de lo no acabado de entender,
estuche de la mirada triste.
Voces de hojas escapadas
con sus estíos
se siente su ruta como pasado
suspiro.
Los senderos de la miseria
no deben rondar al corazón.
Un texto que me dejó anonadada y a la vez me sacó una sonrisa... Don Juan, ya le contaré el resultado de su meditación, manos a la obra o verbos en las manos, una semana con poesías y la otra con música, generalmente yo acaricio solo algunas hojas estando de muy buen humor:
Inusuales oyentes
¿Tendrán las flores,
los árboles, alma?
Hay quien piensa afirmativamente.
De alguna manera hacen llegar
música a sus plantas
con la seguridad de obtener de ese modo
un desarrollo óptimo.
No imagino si habrá
un gusto vegetal
pero, de ser así, la lista de opciones
sería larga.
¿Gustarán de Bach, Mozart o Beethoven?
¿De Bartok, de Stranvinsky o Schönberg?
¿O melodías chinas, árabes o hindúes?
(Atención al rock arrebatador
de millones de ojos escocidos
y barbas púbicas.)
A lo mejor los jardines
podrían también gustar de la poesía.
Voy a leer a mis afligidos geranios
mis poemas.
Lo más seguro será verlos marchitados
de inmediato.
Aun sin tener alma.
Y repentinamente fluye como figura danzarina de una eterna caricia en versos de una Aceptación.
Aceptación
Nada de amarguras.
Acaso una vieja nostalgia
yéndose por el agostado
pecho.
Tener en el vuelo
de una sorprendida golondrina
abierto el espacioso día
y la inmóvil serenidad
de comprender la vida.
Nada inesperado, la sorpresa
ya estaba
desde el incipiente llanto.
El último brindis, el último de un bohemio por su reina y menciono unos fragmentos de su versar como una biopsia de la famosa canción de José Alfredo Jiménez:
I
Tiempo para no recoger
nuestras cosas todavía,
o para no recogerlas nunca,
oportunidad para establecer el equilibrio
entre los planes
y el destino.
Estoy en un rincón de mi existencia,
y si tuviera otro lenguaje
sería reconocible mi pensamiento...
...Te cubrí de rosas y de versos
me cansé de rogarle,
un cotidiano ritual
sólo para dos
en tardes cómplices,
amé la sombra de tus perfumes
aunque nada me dijiste
y deposité la piedra de la espera
en mi costado.
II
El mundo impuso el sacrificio
de las proximidades,
tu presencia
alumbró las viejas lontananzas
y vivificaste así a la Poesía.
El acuerdo no fue dicho,
la afirmación de siglos se estableció
en un pacto sin condiciones,
sólo una estrella lo sabría,
ella quiso quedarse,
surgió de ti otra mujer y también
brindo por ella...
...En presentido vuelco
ahora estás en mí,
en las horas del embozado calendario
de mi vida.
Brindo por última vez,
por tu imagen palpitante y desnudísima...
...Guarda de mí cualquier cosa,
le estoy poniendo letra
a mi última canción.
No pierdas mi nombre.
Protege, te pido mucho,
del anochecer en tus ojos,
mi recuerdo.
Salud
Y tomando los verbos por las manos, Don Juan nos hacer palpitar con sus imágenes, sus pensares, sus análisis, su yo y su todo para el deleite de todos nosotros.
Gracias Don Juan por este bello legado que nos ofrece por su gran amor al arte de escribir, por el gran amor a la Poesía.
Como un regalo de mi parte hacia usted, le dedico estas humildes letras con mi cariño.
Con los verbos en las manos.
Quise adentrarme
en su espíritu bravío,
en sus pensamientos
el yo total.
Es tan recto su sentido
que en todo momento
es universal.
Me atrevo a pincelar
o rebuscar
mis voces que le den sentido
al pensar,
no niego, mi fe es tan grande
que conforma en esta legión
de quimeras,
de joyas pulcras que es el Don de versar.
Con los verbos en sus manos
colma de versos
aquella playa de la vida.
Con los verbos en las manos
me afronta
a una cascada de hechizos
y me conducen en un vaivén
de realidades, mientras que en mis
pobres siluetas
solo se emanan a través del espejo.
Me esmero, me atrevo
e hilvano poesía,
mi humilde poesía
en el confín del alma.
Es para mi
todo un honor
entrar en sus letras,
en su amor al versar.
Benditas obras,
enriquecidos legados
que tuvo a bien otorgarnos
con los verbos en las manos...
Gracias Don Juan.
(Dedicado a Don Juan Martínez Tristán)
Pili González
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