Quiero compartir un relato navideño, uno de mi mejor navidad.
A veces creemos que todo nos sale mal, sin embargo Dios
nos tiene preparado sorpresas muy lindas.
A veces creemos que todo nos sale mal, sin embargo Dios
nos tiene preparado sorpresas muy lindas.
Un relato navideño
Quiero mencionar, que en vida de mis padres celebrábamos las navidades en su casa, por lo general mis hermanas y yo ayudábamos a mi mamá a elaborar la cena para nochebuena, todo era muy divertido y felices por estar en unión.
Pero unos años después que falleció mi papá, solo mi mamá y yo elaborábamos la cena navideña y el del año nuevo, no nos importaba porque estábamos juntas y en compañía de mis hermanas.
Tres años antes que falleciera mi mamá, decidimos mi esposo y yo hacer la cena para esa fecha en casa para que ella estuviera tranquila y disfrutando de lleno, entre ella y yo acostábamos al Niño Dios y le cantábamos canciones de cuna.
Para la cena de fin de año se empezó a celebrar en casa de Laura (una de mis hermanas), yo iba a ayudarla, una de las diferencias es que cuando me tocaba a mí la cena, yo la preparaba sola, con tres días de anticipación ya que era variada y en grandes proporciones. Nos seguíamos reuniendo nuestras familias (la mía, la de los esposos de mis hermanas, la de mi esposo) y la pasábamos muy contentos.
Cuando pasamos la primera navidad sin mi mamá (cuando falleció), la pasamos muy tristes pero siempre juntas, desde la segunda navidad ya un poco más animadas y siempre recordándola en los momentos alegres, aunque se asomaban las lágrimas de repente por su ausencia.
Quiero agregar que después de fallecida mi mamá me enfermaba para esas fechas navideñas pero no dejaba de hacer la cena y enferma o no... siempre tenía gente, me alegraba mucho verlos contentos.
Al tercer año sin mi mamá, como era mi costumbre preparar la cena e invitar a la familia y amistades, ese año en particular mi familia y yo ansiosos los esperábamos, pasaron las horas y ni una llamada telefónica ni su presencia llegaron, ya noche les hablé para saber qué había pasado y una de ellas (hermana) me contestó diciendo que yo había cancelado la cena y que se haría en casa de otra de mis hermanas, me quedé sorprendida ya que nunca había cancelado la cena, así que me dejaron con toda la cena que había preparado con mucho cariño. Me entristecí mucho y también me enojé, pero... con lágrimas en los ojos le canté al Niñito Dios sobre mis brazos, lo acosté, apenas probé bocado y me acosté.
Al siguiente día, 25 de diciembre, muy temprano me levanté, no sabía qué hacer con tanta comida, pues preparé dos pavos horneados con relleno, una pierna de venado mechada, dos estilos de salsas gravy, espaguetti verde, ensalada de papas, ensalada césar, elote desgranado y dorados a la mantequilla, vegetales a la mantequilla, canastitas de pan, un pastel de chocolate, ensalada de bombones, galletitas surtidas, gelatina con queso crema y unas empanaditas de calabaza.
Estaba muy fría la mañana y pensé llevarle la comida a la casa hogar del ejército de salvación, pero sabía que ellos estarían atiborrados de pavo, entónces me salí para ver si veía a algun indigente... no esperé mucho, ni un minutito afuera y llegaron los primeros dos, les calenté sendos platillos con postre y unos vasos térmicos con café con leche, un ratito después llegaron más, eran unas personas que los deportaron al cruzarse al lado norteamiricano, eran cinco de ellos y entre mi esposo y yo les servimos, colocamos una mesa en la cochera techada y unas sillas para que pasaran a comer calientito, apenas les acababa de servir y llegaron corriendo más al ver que les ofrecía a los segudos en llegar.
¡Se llenó la casa de estas personas! Entre varones, mujeres, niños y niñas, todos muy complacidos comieron, con sus estómagos ya satisfechos continuaron su andar no sin antes de agradecernos.
Entónces supe que Dios nos tiene preparado tantas sorpresas, todo tiene una causa y razón.
Dí gracias a Dios porque sirvió mi cena de navidad para alimentar a personas realmente necesitadas, Fue cuando me alegré tanto que mis hermanas, amistades y demás familiares no llegaran esa noche a casa, Dios tenía destinado esa suculenta cena para estas humildes personas.
Así termino con esta narración de mi mejor navidad. Gracias
Feliz navidad.
Pili González
PILI, MUY BELLO RELATO. MUCHOS ABRAZOS Y BESOS PARA TI.
ResponderEliminar